viernes, 22 de febrero de 2019

H.P. LOVECRAFT (PARTE II): LA SOMBRA DEL TENTÁCULO

   

     Os doy de nuevo la bienvenida al singular mundo del autor de Providence, Maldit@s. Permitidme que os refresque la memoria, antes de empezar. En la primera parte de este post entramos en las influencias del papá de Cthulhu y sus semejantes para, acto seguido, centrarnos en las adaptaciones de su obra que, con mayor o menor acierto, habían sido llevadas a la gran (o pequeña) pantalla.

     Como ya comenté en aquel post, soy de la opinión que las adaptaciones de Lovecraft rara vez han gozado de una traslación que pueda considerarse digna. Sin embargo, el calado de la obra del maestro del horror cósmico ha derivado en múltiples producciones que, gozando de una suerte variopinta, también han pasado a engrosar el legado.

     Un buen punto de partida podría ser el año 1958, donde fuimos testigos del meteorito en que se alojaba "The Blob". Paramount Pictures dió vida a este clásico, que gozó de un dignísimo remake en 1988, un icono de la ciencia ficción que enfrenta a Steve McQueen con una entidad alienígena gelatinosa, amorfa y que devora todo a su paso...¿alguien dijo Shoggoth?

      Más tarde, en 1963, Roger Corman nos descubrió "El Palacio de los Espíritus". El film se enmarcó dentro de lo que se conoce como el "Ciclo de Poe", aunque no fue decisión de Corman sino de toda la American International Pictures, en bloque. Nada más lejos de la realidad, el film tan solo toma del maestro Poe el título de uno de sus poemas ya que, en realidad, traslada a la pantalla "El caso de Charles Dexter Ward". Se trata de un título que sabe aplicar las claves de todo el ciclo de Corman a una historia de otro autor, ¡y qué bien lo supo hacer! La ambientación característica tiene el añadido del uso de dos líneas temporales, tal y como muestra el relato de Lovecraft, interpretadas por el mismo elenco, encabezado por un Vincent Price en una de sus mejores actuaciones e incluyendo al mismísimo Lon Chaney Jr. Todo un gran acierto correr el riesgo de llevar a cabo esta simbiósis entre dos titanes de la literatura de terror.

      Damos un salto y nos plantamos en 1979, estamos a bordo de la USCSS Nostromo, algo desconocido se ha gestado en el cuerpo del oficial Kane, emergiendo desde dentro de su pecho. Algo que está acabando con toda la tripulación poco a poco...Exacto, hablamos de la inmortal "Alien: el octavo pasajero" que, bajo la batuta de Ridley Scott, dio el pistoletazo de salida a una saga de renombre que se extiende hasta nuestros días. Las claves lovecraftianas de esta pieza seminal son muy claras: seres provenientes de otro planeta, los nidos y su aspecto orgánico, la morfología característica de los xenomorfos en todos sus estados, convertida ya en un icono cinematográfico reconocible a varios niveles y lo desconocido e insondable de su orígen. Esta irrepetible oda al terror gótico en su traslación al espacio sideral también contiene reminiscencias de Lovecraft, haciendo alusión a los horrores cuyo mayor valor es el temor que inspira nuestra incapacidad para comprenderlos. En opinión del que suscribe estas palabras, se trata de una sensación que, poco a poco, se ha ido diluyendo con cada nueva entrega de la saga, sin suponer un contratiempo hasta la tercera entrega de la saga.

     A principios de los 80 viajábamos hasta Italia, donde el maestro Lucio Fulci nos regalaba referencias claras a la iconografía propia del gran escritor de Providence en películas de culto tales como "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" o "El Más Allá", con la aparición de ubicaciones como Dunwich o libros malditos como el libro de Eibon, que si bien no viene del genio del propio Lovecraft sí fue incorporado a la cosmogonía de este universo por Clark Ashton Smith, para uso y disfrute de todos quienes participaron del Círculo de Lovecraft.

"El Enigma de Otro Mundo", 1951
     E.T.". Queda suficientemente claro que cuando hablamos de "La Cosa" estamos haciendo referencia a una obra de culto dentro de la ciencia ficción y el terror con un claro componente del universo de nuestro protagonista. No obstante, cabe decir que, si bien la película de Carpenter usa como referente argumental "En las Montañas de la Locura", es justo reconocer que el hilo argumental toma muchísimo prestado de la novela corta de John W. Campbell titulada "¿Quién anda ahí?", publicada en 1938 y a la que se hace una referencia más clara en la primigenia "El enigma de otro mundo", dirigida en 1951 por Christian Nyby (Howard Hawks, ehem, ehem..). Una curiosidad, dentro del mismo universo de Carpenter, se puede ver como en la película "Halloween" (1978) una de las pobres víctimas de nuestro bienamado Michael Myers está viendo, precisamente, la película de Nyby...¿casualidad?. Del mismo modo, en 2011 seríamos testigos de una vuelta al universo de "La Cosa" con la nada desdeñable precuela dirigida por Matthijs van Heijningen la cual, aún perdiendo el misterioso ambiente de la original, sigue siendo espectacular y tremendamente entretenida.
John Carpenter sería otro de los maestros que atravesaría el umbral del mundo del genial escritor de Providence para, en 1982, dar su contrapunto a Spielberg y su alienígena amistoso, "

     Ni que decir tiene que, en 1983, la simiente lovecraftiana germinó en Sam Raimi, quien iniciaría su célebre saga de terror con la primera entrega de "The Evil Dead", una de las producciones que mejor jugo han sacado a la obra de H.P. Lovecraft y que ofreció, en su momento, un espectáculo no apto para gente con nervios de cristal y/o estómagos sensibles. Gracias a Cthulhu, la saga se alargó a tres películas y, casi dos décadas después pudimos disfrutar de la cruda versión de Fede Álvarez y la genial serie de televisión que revisitaba el universo de Ash y compañía, que fue tristemente cancelada, aunque parece que Raimi y Campbell no han terminado de cerrar la puerta, como tampoco parece haberlo hecho Álvarez...¡esta saga está muy viva!

     En la década de los 90, concretamente en 1990, "Temblores" asaltó las pantallas de cines y videoclubs, una cinta de culto con Kevin Bacon y Fred Ward en su elenco que se extendería hasta generar 6 secuelas y la gestación de un remake, del cual Vincenzo Natali se iba a hacer responsable, que padeció una muerte prematura. En esta saga se apuesta por trabajar más las claves de la estética visual de las criaturas características de la película, los Grabboids, que son una referencia clara a los Cthonian, incorporados a la iconografía literaria del Circulo de Lovecraft por Brian Lumley. Sea como fuere, se trata de un film que se enmarca dentro de las monster movies en su sentido más tradicional, lo cual reduce su nivel de intensidad en horror cósmico, pero no deja de hacerla entretenida. Ver la saga completa ya depende del afán que pueda tener cada cual por completar el visionado, en vuestras manos lo dejo.

     Más adelante, en 1993, Christophe Gans y Brian Yuzna formarían equipo para traernos "Necronomicon", una película dividida en tres fragmentos, hilados por una historia central y que contaba con la presencia del mítico Jeffrey Combs, quien ya había interpretado a Herbert West en "Re-Animator". El largometraje ha recibido críticas debido a que, por momentos, se pierde el enfoque de la historia, aunque no deja de ser curioso poder disfrutar de este émulo de "Creepshow" con la presencia del propio Lovecraft en la historia que ocurre entre fragmentos.

¿Lees a Sutter Cane?
     Otro de los momentos cumbre para los acólitos del maestro de Providence es el lanzamiento, en 1994, de "En la boca del miedo", otro homenaje, quizá el más grande, de la mano de John Carpenter. Toda la trama, ambientación y personajes destilan esencia 100% Lovecraft, especial mención a los papelazos de Sam Neil y Jürgen Prochnow, este último encarnando a un alter ego maligno del genio del horror cósmico, amén de la aparición del mismísimo Charlton Heston. Estamos ante una declaración de amor de uno de los grandes nombres del terror hacia el legado de este Titán literario, firmando una de sus mejores películas.

     Tras años de adaptaciones, incluída "Dagon", la cual mencionamos en el post anterior, de mano de la añorada Fantastic Factory, parece que hemos entrado en una nueva era de espíritu lovecraftiano, y es que los ecos de los dioses Primigenios siguen resonando en las pantallas de todo el mundo, grandes y pequeñas, aún en unos tiempos en que los creepypasta se alzan como exponente del terror moderno (y modernizado) y van reclamando su posición en el podio. Obras como la fantástica adaptación que Frank Darabont hizo en 2007 de la novela "La Niebla", de Stephen King; la dupla española "La Herencia Valdemar" y "La Sombra Prohíbida"; la loquísima "Grabbers", en 2012; la sorpresiva "Baskin", desde Turquía, en 2015; la atmosférica "The Void" en 2016 o el retorno de Gore Verbinski con "La Cura del Bienestar" en 2017, por citar algunas, son la prueba que la voz del genial H.P. Lovecraft sigue alzándose, quizá desde R'lyeh, y tiñendo los sueños de muchísimas mentes creativas, y todavía no ha dicho la última palabra...
"The Void" ("El Vacío")

   

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