sábado, 17 de marzo de 2018

MENÚ MUDO

Vamos a empezar con un primer monográfico tratando un tema que me apasiona. Si has leído mi entrada de presentación sabrás que, desde muy joven, empecé con el cine de género fantástico y de terror.
Hoy quiero dedicarme al segundo de ellos, el terror. Me parece que entre los aficionados a este género hay un fenómeno que es vox populi pero me va a servir para iniciar mi andadura en este blog. Lo dejaré caer del siguiente modo: ¿es mejor el cine de terror de los 80, el de los 90 o el del nuevo milenio?
Es una pregunta que tiene difícil respuesta, en la opinión de este maldito freak que suscribe esta entrada. Si echamos un vistazo en profundidad a cada década podemos encontrar joyas, más o menos conocidas, que podrían competir entre sí en una competición sin fin. No cabe duda que estas décadas han sido testigo de la llegada de sagas y personajes que se han convertido en iconos: Pesadilla en Elm Street, Posesión Infernal o Saw son unas muestras.
Sin embargo, ¿no hubo un cine de terror primigenio? No me refiero a las décadas inmediatamente anteriores a los 80, sino a la etapa del cine mudo.
A continuación os expongo una muestra ínfima de estas producciones y hablaré de su influencia sobre el cine de terror contemporáneo, aprovechando para recomendar sesiones que pueden deleitaros con más de un sobresalto de los buenos.




1- HÄXAN (1922, Benjamin Christensen)

Las brujas son, quizá, unos de los personajes menos tratados en el cine de terror. No obstante, si miramos atrás en el tiempo veremos como su presencia en el género no es nada desdeñable. Directores como Álex de la Iglesia, Sam Raimi o Dario Argento han apostado por estos seres para aterrorizar al personal.
Es por esto que "Häxan" puede considerarse la raíz de las andaduras de las brujas en el celuloide. Por si no fuera poco, su formato sigue siendo innovador a día de hoy, su formato de falso documental es muy avanzado a su época. Su director, Benjamin Christensen, realizó la película como resultado de su propio estudio de la obra Malleus Malificarum, un tratado escrito por dos monjes inquisidores, de carácter abiertamente sexista, en el que se justifica la tortura a toda mujer acusada de brujería.
La película ofrece una visión de la brujería desde sus orígenes paganos hasta el momento histórico en que fue filmada. Las referencias a espíritus antiguos de civilizaciones extintas, la descripción de hechos propios de la brujería y todo el conjunto visual de los retablos que forman esta producción aportan unas claves temáticas y estéticas que han trascendido en obras posteriores, desde la figura de la bruja encarnada por Barbara Steele en "La Máscara del Demonio" (1960, Mario Bava) hasta la más reciente "La Bruja" (Robert Eggers, 2016), pasando por otras como "La Bruja de Blair" (Daniel Myrik y Eduardo Sánchez, 1999).
Seguramente ya conocéis "Häxan" y  el resto de obras que aquí menciono, pero os recomiendo disfrutarla en una sesión en que las combinéis, todas o algunas de ellas, para apreciar mejor su influencia.


2- LA CAÍDA DE LA CASA USHER (1928, Jean Epstein)

La fascinación por los relatos de Edgar Allan Poe llevados a la gran pantalla tuvo su época de máximo esplendor con el ciclo que Roger Corman le dedicó, siendo este relato en concreto el primero de los que el director estadounidense le dedicó.
La versión muda de Jean Epstein hace un uso formidable de la estética gótica que emana de los relatos del genio de Boston de una manera tan genuina que prácticamente eclipsa las producciones de Corman, que no dejan de ser películas de talante más modesto (que conste que las amo).
La sesión doble junto a la versión de Corman es prácticamente ineludible, aunque también hace una buena sesión doble con "The Innocents" (Jack Clayton, 1961), bajo el título de "Suspense" en España, la cual hace un uso de la fotografía con tanto gusto como el film que ocupa este espacio.





3- VAMPYR (1932, Carl Theodor Dreyer)

Alabada por el mismísimo Alfred Hitchcock, la obra de Dreyer es un punto y a parte, sobre todo en su aspecto narrativo y visual. No nos encontramos ante la típica película de vampiros, algo que podría atribuirse a la no menos genial "Nosferatu" de Murnnau, sino ante una obra que vive, principalmente, de la atmósfera que crea, sumergiendo al espectador en un entorno marcadamente onírico, con secuencias de auténtica pesadilla, fruto de la sugestión de la fotografía de Rudolph Maté, quien también trabajó con genios de la talla de Lubitsch. 
Dreyer se inspiró en los relatos "Carmila" y "La posada del dragón flotante", fruto de la mente de Joseph Sheridan Le Fanu los cuales, a su vez, serían el origen del "Drácula", de Bram Stoker.

Una película que es una master class de como crear una atmósfera que se convierta en el verdadero hilo conductor de una película de terror. Precisamente es por su atmósfera que "Vampyr" hace una suculenta sesión doble con "El Gabinete del Doctor Caligari" (1920, Robert Wiene, otra obra maestra en cuestión de la creación de atmósferas y obra maestra del expresionismo alemán.


En fin, hasta aquí nuestro menú mudo, espero que lo disfrutéis. Si ya conocíais estas películas, que es lo más probable, espero que las volváis a disfrutar con las sesiones que humildemente os propongo.

Seguiremos en contacto, gracias y....¡malditos seáis!


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